Introducción

Antes de pensar en cómo incrementar nuestro patrimonio, primero tenemos que pensar en cómo cuidar lo que ya poseemos. Es una realidad que la vida de cualquier persona está acompañada por la incertidumbre, pues no sabemos con certeza lo que puede ocurrirnos en el futuro; en este sentido, todos estamos expuestos a la posibilidad de sufrir un daño o de que ocurra una circunstancia desfavorable, de la misma forma, esto puede ocurrir con las pertenencias, las cuales pueden resultar destruidas o dañadas por diversas situaciones.

La cobertura a esos riesgos constituye la causa y el objeto de todo contrato de seguro, ya que ayuda a protegerte económicamente ante el acaecimiento de hechos imprevistos, cuyas consecuencias superan la capacidad individual de reparación. Así, aunque hay personas que asumen el riesgo, existen otras que prefieren disponer de algún tipo de ayuda económica en caso de que, en el futuro, se vean afectadas por acontecimientos desfavorables. Lamentablemente, en México no hay una cultura financiera que emplee de manera regular los seguros, tal y como quedó reflejado en los resultados de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) de 2021, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la cual señala que apenas el 21 % de los mexicanos de entre 18 y 70 años de edad cuentan con algún tipo de seguro, lo que representa un 4 % menos con respecto a los resultados de la anterior encuesta de 2018.

¿Qué es un seguro?

En términos generales, un seguro es un contrato a través del cual, a cambio del pago de una suma de dinero (prima) —la cual dependerá del riesgo a cubrir y de la probabilidad de ocurrencia en el tiempo—, puede obtenerse una determinada compensación (indemnización, prestación) por parte de la aseguradora en el caso de que ocurra un acontecimiento inesperado como una enfermedad, accidente, muerte, etc., es decir, los seguros pueden considerarse como un sistema de protección contra riesgos, cubriendo financieramente el daño o pérdida que eventualmente pudiera suceder. Es una herramienta financiera que permite proteger económicamente desde pertenencias materiales hasta la vida y la salud.

¿Quiénes intervienen?

En el caso de México, y de buena parte de América Latina, son muchas las empresas que ofrecen servicios de seguros, en su mayoría bancos y otras compañías financieras especializadas en este tipo de servicios. Ahora bien, al momento de realizar un contrato estas son las personas que intervienen:

Asesor. Es un profesional —interno o externo de una aseguradora— que aconseja, según las necesidades del cliente, sobre las mejores opciones de pólizas de seguros y gestiona las relaciones cliente/aseguradora.

Asegurador. Es la compañía de seguros que a cambio de cobrar una prima, asume la obligación de indemnizar al asegurado o beneficiario una determinada cantidad de dinero, en caso de que ocurra un acontecimiento.

Asegurado. Es la persona expuesta al riesgo cubierto por el contrato de seguro. El riesgo puede recaer sobre la propia persona del asegurado, sobre los bienes que posea un interés económico o sobre su patrimonio globalmente considerado.

Beneficiario. Es la persona o empresa que tiene derecho a recibir la contraprestación convenida en el contrato.

Ajustador. Es la persona encargada de evaluar las causas y circunstancias que provocaron un accidente, ya sea por un choque de auto o robo total o parcial.

¿Cómo funciona?

Muchas personas creen que contratar un seguro es complicado y costoso, pero realmente no es así. Los seguros son fáciles de usar y no es necesario pagar mucho dinero para contar con este respaldo. En este sentido, comparto contigo algunos puntos sobre cómo es el proceso de contratación que podrán servirte al momento que decidas optar por algún tipo de seguro.

● En primer lugar, la entidad aseguradora realiza una valoración del riesgo mediante cuestionarios. En el caso de vida y gastos médicos, en algunas ocasiones, la aseguradora pide realizar un examen médico previo a la firma del contrato del seguro.
● Después, el asegurado paga una cantidad de manera periódica (mensual, trimestral, semestral, anual, etc). La frecuencia con la que se paga depende de lo que se acuerde con la aseguradora.
● Es muy importante cuando se contrata un seguro tener en cuenta las coberturas específicas que contempla, para así saber muy bien si es el adecuado a tus necesidades.
● Todos los detalles de la cobertura del seguro y otras condiciones están plasmados en una póliza que, como ya te mencioné, es un contrato legal entre el asegurado y la compañía de seguros.
● Cuando se trata de un seguro de gastos médicos, normalmente el asegurado puede elegir dónde recibir la asistencia dentro de una lista de centros y profesionales médicos.

Los seguros nos ayudan a manejar situaciones de emergencia de la mejor manera, ya que se pueden cubrir los gastos inesperados sin tener que endeudarnos o desembolsar una gran cantidad de dinero de una sola vez.